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La docencia universitaria en línea ha evolucionado desde ser un recurso complementario utilizado por pocos y en escasas ocasiones, a constituirse en uno de los ejes para la expansión y democratización del conocimiento en el ámbito de la educación superior. No obstante, su eficacia intrínseca depende sustancialmente de la profesionalización de los agentes que la implementan.
En el caso que especialmente nos viene ocupando en esta serie, un docente de Educación a Distancia (EaD) trasciende la mera aplicación de recursos tecnológicos por parte de un educador presencial y se define como un experto en mediación pedagógica digital, dotado de competencias específicas y un firme compromiso ético, social e institucional con sus estudiantes, la universidad a la que pertenece y la sociedad en general.
Tal como expusimos previamente en García Aretio (2020), la profesionalización del docente universitario en entornos virtuales implica la convergencia de saberes, competencias y compromisos que no emergen de forma espontánea, sino que se deben acreditar, actualizar y manifiestar en el ejercicio profesional. Esta estructura de responsabilidades se articula en un marco conceptual que expande, que va más allá, del modelo o marco TPACK (Technological Pedagogical Content Knowledge), incorporando la dimensión investigadora/innovadora (I) y circundando este núcleo con un conjunto de compromisos contextuales que potencian o modulan la praxis docente. La integración sinérgica de estos elementos se proyecta en la consecución de aprendizajes valiosos y profundos, la satisfacción del estudiantado y la calidad institucional.
MARCO CONCEPTUAL: DEL TPACK AL CDPIT
El modelo TPACK (Mishra y Koehler, 2006) subraya que la excelencia docente se origina en la intersección del conocimiento disciplinar (CK), pedagógico (PK) y tecnológico (TK). Sin embargo, en el contexto de la EaD universitaria contemporánea, esta tríada parece insuficiente sin la inclusión de la dimensión investigadora e innovadora (sería IK). Esta dimensión se hace necesario para garantizar la mejora continua de la práctica docente basada en la evidencia, capacitando al profesor no solo para aplicar conocimientos existentes, sino también para generar saber disciplinar, pedagógico y tecnológico a partir de su propia experiencia y estudio.
Desde nuestra perspectiva, proponemos una matriz de compromisos o conocimientos nucleares por parte de los docentes que denominaríamos en español CDPIT (-Compromisos / Conocimientos / Competencias- Disciplinar, Pedagógico, Investigador y Tecnológico), que se muestran en el gráfico de arriba, donde la interacción entre cada componente genera sinergias y desafíos específicos:
LOS COMPROMISOS NUCLEARES
Más allá de los conocimientos, el enfoque se traslada al ámbito de los compromisos, entendidos como obligaciones intrínsecas con la sociedad, la institución y cada estudiante, que implican poseer la cualificación necesaria para el ejercicio de una profesión de tal relevancia. Estos compromisos fundamentan los conocimientos, competencias, actitudes y tareas que configuran el perfil del docente de excelencia.
Vamos a detallar aquellos compromisos más específicos, los nucleares, que inciden directamente en la calidad de la enseñanza en este ámbito y que conforman el centro de nuestra propuesta de Marco CDPTI. Estos compromisos esenciales, como ya señalamos, se agrupan en cuatro bloques fundamentales que engloban saberes de diversa naturaleza, indispensables en la educación superior.
Compromiso (conocimiento) Disciplinar (D):
Consiste en el dominio profundo y actualizado de la materia que se imparte. Implica:
- rigor académico,
- actualización constante,
- adhesión a estándares profesionales, y la
- capacidad de generar y validar conocimiento en el propio campo disciplinar.
El profesor de EaD, además de ser un experto en su área, debe ser hábil para adaptar su conocimiento a un lenguaje accesible, pertinente y motivador para estudiantes que operan con mayor autonomía. Ejerce, asimismo, una labor de curación digital, seleccionando, jerarquizando y contextualizando recursos para evitar la sobrecarga de información. Esta curación demanda rigor científico y dominio de criterios de calidad para evaluar diversas fuentes de información. En la era de la información masiva, este compromiso disciplinar adquiere una relevancia aún mayor.
Compromiso (conocimiento) Pedagógico/didáctico (P):
Se centra en el diseño de experiencias de aprendizaje valiosas, abarcando la planificación de objetivos, la selección de contenidos, de estrategias y recursos, la secuenciación de actividades y la evaluación formativa y sumativa. Este compromiso se sustenta en tres competencias clave:
- la metodológica (conocimiento de vías de aprendizaje, diseño y evaluación),
- la comunicacional (interacción efectiva y empática con los estudiantes en entornos virtuales), y
- la tutorial (acompañamiento individualizado del proceso de aprendizaje). Es esencial suplir la ausencia física del docente a través de una comunicación de calidad.
Compromiso (conocimiento) Tecnológico (T):
Implica la aplicación competente de recursos tecnológicos para potenciar los logros de aprendizaje, integrando las herramientas institucionales y las disponibles para los estudiantes. Requiere comprender las oportunidades y limitaciones de las tecnologías en los procesos educativos y conocer sus aplicaciones en el campo disciplinar. Las tecnologías deben integrarse de forma coherente con los ámbitos disciplinar, pedagógico e investigador. Más allá del manejo instrumental, este compromiso exige orquestar la tecnología con una intencionalidad pedagógica clara.
El docente de EaD debe conocer las potencialidades de la tecnología, garantizar la accesibilidad y proteger la privacidad de los estudiantes. La inteligencia artificial presenta nuevos desafíos y oportunidades que demandan una alfabetización digital avanzada, reflexión y actitud críticas. No se trata de delegar la función docente en algoritmos, sino de optimizar el aprendizaje mediante un uso estratégico de la tecnología.
Compromiso (conocimiento) Investigador/innovador (I):
Es inherente a la labor docente, especialmente en la educación superior. Vincula la investigación con la innovación, impulsando la reflexión sobre la disciplina y la práctica docente. Incluye la indagación pedagógica, la apertura a nuevas metodologías y la creación y aplicación de conocimiento para mejorar la calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje. Todo educador debe ser un investigador de su propia práctica para perfeccionar su labor. Si bien el docente universitario tiende a enfocarse en la investigación disciplinar, es crucial extender esta práctica a la dimensión pedagógica y, también, a la tecnológica.
La docencia digital genera datos susceptibles de análisis para optimizar los cursos, compartir hallazgos y difundirlos en publicaciones académicas. La investigación sobre la propia práctica refuerza una cultura institucional de mejora continua. La innovación no siempre implica disrupción; puede manifestarse en ajustes incrementales con impacto significativo, como el microlearning o la gamificación, siempre que respondan a necesidades diagnosticadas y se basen en fundamentos sólidos.
Las diferentes interacciones y combinaciones
Resulta evidente que con cada uno de esos cuatro círculos (compromisos nucleares) por sí mismo, aislados, estaríamos lejos de un docente de calidad. Contemplemos desde este segundo gráfico las intersecciones de estos círculos, de dos en dos, de las que se derivan otras seis áreas algo más completas porque suponen la asunción de dos de esos cuatro compromisos.
- Pedagógico-Disciplinar (P+D). Sería un compromiso ligado al conocimiento de la didáctica de la materia o disciplina en cuestión. Una cosa es conocer la asignatura y otra saber cómo enseñarla. Se busca la integración del contenido de la disciplina con la pedagogía.
- Pedagógico-Tecnológico (P+T). Serían saberes relacionados con el uso pedagógico de las tecnologías. ¿Qué tecnologías según objetivos, contenidos, métodos, actividades…?, ¿qué procedimientos y normas?, ¿qué estrategias de enseñanza con TIC?, ventajas e inconvenientes para cada caso…
- Pedagógico-Investigador (P+I). Ámbito propio de la investigación pedagógica. Investigar para mejorar diseños y métodos pedagógicos, procesos de evaluación, etc.
- Investigador-Tecnológico (I+T). Esta área quedaría reservada para todas las implicaciones y usos de las tecnologías en la investigación y para la investigación e innovación. Y al revés, podrá suponer la investigación e innovación sobre las propias tecnologías.
- Disciplinar-Investigador (D+I). Parecería como ámbito fundamental en la universidad. Investigar sobre los contenidos disciplinares, construir el propio conocimiento sobre la disciplina motivo de docencia que es donde parece que los docentes universitarios se sienten más y mejor identificados.
- Disciplinar-Tecnológico (D+T). Qué tecnologías para qué disciplina concreta. En determinadas materias existen herramientas y recursos tecnológicos bien desarrollados para ser aplicados a determinados procesos. Aplicación de las tecnologías al ámbito disciplinar.
Si, por su parte, combinamos, ver el segundo gráfico, tres de esos círculos, podemos encontrarnos con estas intersecciones o combinaciones:
- Disciplinar Pedagógico Tecnológico (DPT): La tecnología se integra a la vez con los contenidos y los procesos pedagógicos.
- Disciplinar Pedagógico Investigador (DPI): Se investigan procesos pedagógicos aplicados a determinados contenidos disciplinares.
- Pedagógico Investigador Tecnológico (PIT): Se integra investigación e innovación con métodos pedagógicos y tecnologías.
- Disciplinar Investigador Tecnológico (DIT): Integramos investigación con contenidos que son tratados con determinadas tecnologías.
- Disciplinar, Pedagógico, Investigador y Tecnológico (DPIT): Integración holística de todos los saberes en una práctica docente informada por la investigación y orientada a la innovación.
La dimensión investigadora (I), que agrega nuestro modelo puede interactuar, por tanto, con cada uno de los otros conocimientos, tanto de forma individual como combinada. Así, cada experiencia formativa se convierte en un entorno generador de datos (analíticas de aprendizaje, interacciones en plataformas, retroalimentación), cuya interpretación rigurosa puede propiciar la mejora de la calidad docente y fortalecer el posicionamiento académico del profesorado y la institución. Puede observarse que caben, y deben interaccionar, todas las combinaciones posibles, de dos en dos, de tres en tres, o los cuatro a la vez.
LOS COMPROMISOS CONTEXTUALES
Rodeando a esos compromisos nucleares encontraremos en nuestro primer gráfico, los que, desde el contorno, hemos denominado compromisos contextuales: Profesional/Laboral, Social, Ético, Formativo (actualización), Colaborativo y de Gestión. Vamos ahora a explicitar algo más cada uno de estos compromisos contextuales, que debe asumir el docente de una educación a distancia de hoy y que recoge el gráfico que sintetiza nuestro Marco CDPIT.
En el gráfico que presentamos se visualiza que la labor docente se inscribe ineludiblemente en un contexto socio-institucional amplio que abarca desde la sociedad global hasta el entorno específico del aula virtual. Factores sociales, financieros, culturales, tecnológicos y políticos influyen en la práctica docente y en el desarrollo profesional.
La planificación institucional y programática, con sus metas y objetivos, define un marco de compromisos para el profesorado. Asimismo, la planificación y diseño a nivel de disciplina, aunque sea competencia individual, impacta directamente en el quehacer educativo. Desde esta perspectiva contextual y planificadora, la meta fundamental reside en que los estudiantes alcancen aprendizajes valiosos y experimenten altos niveles de satisfacción con su proceso formativo. A continuación, se detallan estos compromisos que configuran ese contorno del ejercicio docente en EaD:
Compromiso profesional/laboral:
Implica la comprensión profunda de la misión y los límites de la función docente y tutorial, así como el cumplimiento riguroso de las obligaciones contractuales. La docencia en línea debe asumirse como una profesión regulada, sujeta a criterios de calidad y responsabilidad. Esto se manifiesta en la observancia de plazos y el respeto a las normativas institucionales y legales. Asimismo, exige ser consciente de los límites de la función para preservar el bienestar del docente y el equilibrio entre vida personal y profesional. La profesionalización en este ámbito demanda además de una ética de trabajo, una rendición de cuentas y un compromiso con la mejora institucional.
A través de su función docente, la universidad contribuye a la realización del derecho fundamental a la educación, implicando una responsabilidad ineludible de servicio a la sociedad. La EaD posee un potencial relevante como instrumento de equidad. El docente socialmente comprometido adopta una perspectiva de justicia educativa, atendiendo a las diversas manifestaciones de desigualdad (acceso, género, discapacidad, localización, responsabilidades familiares). Esto se traduce en la adaptación de contenidos, flexibilización de tiempos y diseño de estrategias inclusivas. Implica también fomentar una ciudadanía digital crítica en los estudiantes, capacitándolos para discernir información y reconocer los riesgos éticos en el entorno digital. La responsabilidad social del docente a distancia se concreta en decisiones pedagógicas orientadas a no excluir a ningún estudiante.
Compromiso ético:
Requiere una conducta intachable en toda la actividad educativa. La ética profesional constituye la garantía primordial de la labor docente. La calidad educativa es indisociable de un compromiso deontológico riguroso. En entornos virtuales, las implicaciones éticas se magnifican, afectando la confidencialidad, la integridad académica, la equidad en la evaluación y el respeto intercultural. Surgen, además, nuevos desafíos éticos ligados al uso de la inteligencia artificial en la elaboración de trabajos y la vigilancia del rendimiento estudiantil. El docente profesional no solo se adhiere a un código deontológico, sino que lo comunica a sus estudiantes y lo ejemplifica con su comportamiento. La ética en EaD se manifiesta en la claridad de las expectativas, la transparencia de los procesos y la promoción de una cultura de respeto mutuo y responsabilidad compartida.
Compromiso formativo (actualización):
La rápida evolución social, tecnológica y científica exige a todo profesional una actualización constante para responder a las demandas contemporáneas. Anticipar cambios, generar nuevo conocimiento y profundizar en los procesos son aspectos fundamentales de la formación continua del profesorado. El docente profesional cultiva una disposición hacia el aprendizaje a lo largo de la vida, que trasciende la obtención de titulaciones formales. Participa en actividades formativas (cursos, recursos abiertos, literatura especializada) y reflexiona críticamente sobre su práctica. Esta formación no se limita a la adquisición de nuevas herramientas, sino que implica cuestionar paradigmas e innovar con propósito. La actualización permanente es condición necesaria para mantener la pertinencia y el nivel de exigencia que demanda la universidad actual.
Compromiso colaborativo:
Implica compartir conocimientos y experiencias con colegas y otros miembros de la comunidad académica. Este compromiso se extiende a la participación en redes y comunidades profesionales externas a la institución. La docencia en línea es un empeño colectivo, no individual. El docente colabora activamente con especialistas en pedagogías de EaD, en tecnología educativa, diseñadores, bibliotecarios, tutores y gestores. Participa en comunidades de práctica, realiza coevaluaciones, co-crea recursos educativos abiertos y se suma a proyectos de innovación e investigación conjuntos. Esta colaboración fortalece la calidad, distribuye la experticia y fomenta una cultura de aprendizaje institucional. La profesionalidad docente se manifiesta también en la capacidad de construir conocimiento de manera colaborativa, reconociendo que la mejora educativa es un proceso compartido.
Compromiso de gestión:
Aunque no siempre sea una obligación contractual en el contexto universitario español, las responsabilidades de gestión se entienden como un compromiso voluntario del docente con la institución en la que trabaja. Las tareas de gestión en la universidad son diversas y numerosas. La gestión profesional vincula la práctica docente con los objetivos institucionales, articula la acción individual con la colectiva y contribuye a la sostenibilidad del modelo educativo. Este compromiso abarca, además de la disposición a ejercer cargos de gestión institucional, las responsabilidades individuales de coordinación de asignaturas, la dinamización de foros, la elaboración de informes y el liderazgo de iniciativas de mejora. En EaD, donde la trazabilidad de los procesos es mayor a través de las plataformas tecnológicas, estas tareas adquieren una destacada relevancia.
CONCLUSIONES
La consolidación de la educación digital como modalidad relevante en la educación superior de hoy, impone una reflexión profunda sobre la profesionalización docente. Como se ha argumentado, el docente en EaD no es un mero facilitador tecnológico, sino un coordinador de experiencias de aprendizaje en entornos digitales, cuya labor se cimienta en un entramado de saberes y, fundamentalmente, de compromisos.
La expansión desde el modelo TPACK hacia el CDPIT que ofrecemos en esta entrada, integrando la dimensión investigadora e innovadora, evidencia la complejidad creciente de la función docente en la era digital. Este marco no solo categoriza conocimientos disciplinar, pedagógico, tecnológico, sino que incorpora e integra la investigación como motor de mejora y la innovación como vía de adaptación constante a un ecosistema educativo en perpetua transformación.
Los compromisos nucleares, disciplinar, pedagógico, tecnológico e investigador/innovador, conforman la esencia de la profesionalidad en EaD. El dominio del contenido científico se complementa con la habilidad para curar y presentar información de forma accesible en entornos digitales. El compromiso pedagógico se manifiesta en la capacidad de diseñar didácticas efectivas mediadas por tecnología y en el desarrollo de competencias comunicacionales y tutoriales adaptadas a la virtualidad. El compromiso tecnológico trasciende el manejo instrumental para enfocarse en la integración pedagógica de las herramientas, la garantía de accesibilidad y la reflexión ética sobre su uso, incluyendo los desafíos que plantea la inteligencia artificial. Finalmente, el compromiso investigador/innovador impulsa al docente a analizar su propia práctica, generar conocimiento a partir de los datos disponibles y buscar soluciones creativas para mejorar el aprendizaje estudiantil. La combinación entre dos o tres de esos compromisos configuran muy diversas posibilidades de mejora de la acción educativa por parte de los docentes
Por su parte, los compromisos contextuales sitúan la práctica docente en su contexto socio-institucional, recordándonos que la labor del profesor trasciende el aula virtual para incidir en la equidad social, la ética profesional, la colaboración entre pares y la gestión institucional. Estos compromisos, si bien algunos pueden ser compartidos con otras profesiones, adquieren matices particulares en la EaD, donde la interacción mediada por tecnología exige una atención redoblada a la comunicación, la inclusión y el uso ético de las herramientas digitales. La actualización constante deja de ser una opción para convertirse en una necesidad intrínseca ante la vertiginosa evolución tecnológica y pedagógica.
En suma, la profesionalización docente en EaD es un proceso dinámico que exige la integración de múltiples saberes y el cultivo de compromisos éticos, sociales e institucionales. Requiere una formación continua, una actitud investigadora y una disposición hacia la colaboración. Las instituciones universitarias tienen la responsabilidad de generar los marcos de apoyo, reconocimiento y evaluación que incentiven y sostengan esta profesionalización, garantizando así la calidad y pertinencia de la educación superior en un mundo cada vez más digitalizado.
La inversión en la profesionalización docente en EaD no es solo una cuestión de eficacia pedagógica, sino un imperativo ético y social para asegurar que la educación a distancia cumpla su promesa de ser un instrumento de democratización y equidad.
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DEBATE
- ¿Cómo evalúa su institución el cumplimiento de los compromisos contorno en los informes de desempeño docente?
- ¿Qué estrategias de apoyo se ofrecen para que los docentes transformen datos de analíticas de aprendizaje en mejora curricular?
FUENTES
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OpenEdition le sugiere que cite este post de la siguiente manera:
García Aretio (19 de mayo de 2025). Profesionalización docente en EaD. Compromisos y responsabilidades (C.EaD-39). Contextos universitarios mediados. Recuperado 20 de junio de 2025 de https://doi.org/10.58079/13y72
Tremenda aportación estimado Dr. Aretio…
gracias mil !!!