Confieso que no he acudido a revisar la ley universitaria peruana, recientemente aprobada. Por ello, si algo de lo que aquí señalo no fuese correcto, estaré dispuesto a rectificar de inmediato.
Me surge la preocupación al leer esta información titulada ¿Vale menos la educación si es online? Destaco sólo algunos párrafos de la citada información publicada en Proexpansión:
“La recientemente promulgada ley universitaria reconoce la existencia de la educación a distancia, sin embargo, le otorga un trato inexplicablemente discriminatorio…
…Sin embargo, según la nueva ley universitaria haber cursado este tipo de programas online le restringiría las oportunidades laborales a sus egresados porque no les permitiría seguir una carrera en el mundo universitario. Por ejemplo, los candidatos que postulen a decanos o rectores deben haber obtenido sus grados en programas que íntegramente se desarrollen bajo la modalidad presencial. Esto quiere decir que ni siquiera podrían convalidarse cursos llevados en las mejores universidades del mundo, sólo por su modalidad online.
El futuro de la educación superior, con especial énfasis en los programas de maestrías y doctorados, van por la vía de la modalidad online. Hace mal la nueva ley en darle la espalda.”
¿Recuerdan?: “No puedo creerlo, ¿EaD, chivo expiatorio en Colombia?”. Pero ¿qué está pasando? Llevo buscando desde hace tiempo argumentos serios, basados en la investigación, apoyados en la autoridad de quienes saben, ¡Y NO ENCUENTRO EXPLICACIÓN a este tipo de medidas! Se me argumentará que, puntualmente, han encontrado resultados negativos en tales o cuales instituciones o programas ofrecidos en esta modalidad, ¿eso es rigor?
Confieso que tendré que buscar la citada ley peruana para hacerme una idea de los extremos exactos de la misma para tener una opinión más formada, pero tras lo de Colombia que citada en ese anterior post… Me echo a temblar de qué puede pasar en ese querido país tras valorar lo que aparece en esta información de AYER, “Colombia en último lugar en nuevos resultados de pruebas Pisa”.
Hace pocos días, se constituyó en la UTPL de Ecuador el Grupo GRAEDI (Grupo de Reflexión Académica sobre la Educación a Distancia en Iberoamérica) que tengo el honor de liderar. Recién constituido este grupo fue recibido por el Consejo de Educación Superior (CES) de Ecuador, con su Presidente y Secretario Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación, Eco. René Ramírez Gallegos al frente. He de reconocer la sensibilidad de los miembros de este Consejo preguntando a los expertos de GRAEDI y por la receptividad a nuestras consideraciones. Ya veremos en qué queda la normativa legal que están preparando.
En fin, y a pesar de todo, la educación a distancia, la enseñanza virtual, el aprendizaje en línea o cualquier otra denominación que a la EaD se le quiera asignar, sigue ganando, sigue mostrando sus inmensas posibilidades para la mejora de muchas personas. La calidad de estos sistemas, su eficacia, está más que probada. Pero, naturalmente, haciéndolo bien.
¿Conocen alguna Universidad presencial de dudosa calidad, saben de algún programa presencial al que nunca llevarían a sus hijos? Curiosamente quienes hayan estudiado en ese tipo de instituciones, según el artículo que encabeza este post, pueden optar a ser Decanos o Rectores de una Universidad colombiana. Creo que es suficiente.
OpenEdition le sugiere que cite este post de la siguiente manera:
García Aretio (10 de julio de 2014). Y ahora, en Perú. ¿Cruzada contra la EaD? (14,26). Contextos universitarios mediados. Recuperado 11 de febrero de 2025 de https://doi.org/10.58079/cwni
Estimado Lorenzo
Las leyes las hacen personas de cuello y corbata, para llegar a esos puestos no es necesario méritos académicos mucho menos científicos, no se exige nivel escolar. Entonces qué podemos esperar de las leyes que inventan.
Un repaso por muchos países encontrará magistrados que emplean la coca para dirimir conflictos, políticos que apresuradamente aprueban leyes para ver un partido del peor fútbol, gobernantes que niegan a los profesores universitarios impartir posgrados en su propia universidad y así una larga lista de desatinos.
Por ello no pierda tiempo, no desgaste su conocimiento, no pierda la paciencia tratando de encontrar el sentido de lo que no lo tiene, pues desde un inicio nació y creció negando su propia existencia.
Qué tristeza me producen tus palabras, amigo Carlos. Pero no debemos callar.
Un abrazo.
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